Carlos Alcaraz ya es un mito viviente. Sí, es una leyenda del deporte, pero nadie sabe a ciencia cierta hasta qué sitial del cielo podrá llegar si se considera apenas un dato: tiene apenas 22 años. El español, otra vez campeón del US Open, otra vez número uno del mundo, configura apenas la génesis de una fábula todavía por narrarse.
Este domingo dejó boquiabierto, una vez más, a cada analista del ecosistema del deporte internacional: se consagró por segunda vez en el Abierto de los Estados Unidos, su sexta corona de Grand Slam en singles masculino, después de vencer 6-2, 3-6, 6-1 y 6-4, en dos horas y 42 minutos, al italiano Jannik Sinner, su mayor rival, a quien también le arrebató la cima del ranking de singles de la ATP. Ya había ganado en Flushing Meadows en 2022, en Roland Garros 2024/2025 y en Wimbledon 2023/2024.
"Este torneo es muy especial, increíble. Estuve tres semanas aquí y fue un privilegio. Me siento en casa; siento el amor de Nueva York. Me acompañaron en cada práctica y en cada partido", sostuvo Alcaraz, entrenado por el ex número uno del mundo Juan Carlos Ferrero, en la premiación en el imponente estadio Arthur Ashe del Billie Jean King National Tennis Center, que contó con la presencia de estrellas del calibre de Ben Stiller, Rosalía, Lindsay Lohan, Bizarrap, Pep Guardiola, Checo Pérez, Sting, Anna Wintour y hasta el propio presidente estadounidense Donald Trump.
A fuerza de madurez mental, velocidad de piernas, una incisiva devolución y una inabarcable variedad de recursos, el español volvió a festejar en un torneo grande y a dejar en claro que su especialidad son las finales: ganó seis de las siete que disputó en torneos de Grand Slam -sólo perdió este año en Wimbledon ante el propio Sinner-, sumadas a las ocho victorias que llevaba registradas en las nueve que protagonizó en Masters 1000.
Campeón esta temporada también en Roland Garros, contabilizó dos de los cuatro Grand Slams y repartió la gloria máxima con Sinner, el ganador de Australia y Wimbledon, la otra mitad de una rivalidad que promete dominar -ya lo hace, por cierto- por completo los años venideros del circuito masculino. "Te estoy viendo más que a mi familia", le dijo Alcaraz a Sinner antes de levantar el trofeo del US Open por segunda vez en su vida. Y acaso tenga cierta lógica: ambos se adueñaron del desarrollo del Tour y son los animadores indiscutibles tras el ocaso del Big Three de Novak Djokovic y de los retirados Roger Federer y Rafael Nadal.
Acaso en un mano a mano entre dos distintos, ubicados varios escalones por encima de los demás integrantes del top 10 hasta hacerlos parecer simples jugadores mortales, Alcaraz marcó una diferencia clave en lo que va de la temporada y por eso recuperó la cima del escalafón internacional después de más de dos años -la última actualización que lo tuvo en la cúspide fue el 28 de agosto de 2023-: le propinó a Sinner cuatro de las cinco derrotas totales que sufriera en el año. Con la excepción de Wimbledon, le ganó las finales de Roma, de Roland Garros, de Cincinnati y ahora del US Open -el italiano apenas perdió otro partido con el kazajo Alexander Bublik en el césped de Halle-.