

El Gobierno Federal de Estados Unidos entró en parálisis parcial este miércoles por la mañana, después de que las diferencias entre demócratas y repúblicanos impidieran al Congreso aprobar una ley de presupuesto. Es el primer cierre del Gobierno en casi siete años.
Cientos de miles de empleados federales se verán obligados a tomar licencias no remuneradas, algunos servicios públicos podrían ser suspendidos o retrasados y la publicación de datos económicos podría verse afectada.
El cierre del gobierno se da en medio de las promesas de la administración Trump de un millonario salvataje para el tambaleante gobierno de Javier Milei. El anuncio de que se negocia un swap por 20 mil millones de dólares y la posibilidad de aportar fondos de la Secretaría del Tesoro ya despertó duras críticas de los demócratas por las prioridades presupuestarias del mandatario republicano.
Ayer se supo que Milei viajará a Washington dos semanas antes de las elecciones legislativas en la Argentina y tendrá una reunión con Trump en la Casa Blanca.
El presidente Donald Trump culpó a los demócratas por el estancamiento y amenazó con castigar al partido y sus votantes con la interrupción de prioridades de la agenda progresista y recortes masivos en el sector público.
Así, "estaríamos despidiendo a muchas personas que se verán muy afectadas. Y son demócratas, van a ser demócratas", dijo Trump a periodistas en la Oficina Oval.
"Podemos hacer cosas durante el cierre que son irreversibles, que son malas para ellos (...) como despedir a una gran cantidad de personas, o cortar cosas que a ellos les gustan", agregó el mandatario.
La amenaza de Trump de nuevos recortes de empleos se suma a los despidos iniciados a gran escala del Departamento de Eficiencia Gubernamental (Doge) del exasesor presidencial Elon Musk.
Los dos partidos tenían hasta las 23.59 del 30 de septiembre, cuando concluía el año fiscal, para aprobar unos fondos que permitieran seguir funcionando plenamente a las agencias del Gobierno.
El cierre comenzó horas después de que el Senado de Estados Unidos no aprobara un proyecto de ley de gastos a corto plazo. La propuesta de resolución presentada por los republicanos fue bloqueada por los demócratas, al no alcanzar los 60 votos necesarios para su aprobación.
Por su parte, los demócratas tampoco lograron los 13 apoyos que requería su propuesta presupuestaria, que destina más financiación para la sanidad y que, al igual que el proyecto de ley republicano, fue rechazada en la Cámara Alta.
En las recientes negociaciones, los beneficios médicos fueron uno de los puntos centrales entre los dos partidos. Los demócratas exigen beneficios más fuertes relacionados con la atención médica, incluida la extensión de los subsidios mejorados de la Ley de Atención Asequible, que expirarán a finales de este año. También reclaman la restauración de la elegibilidad de la ley para la cobertura de ciertos inmigrantes legales, incluidos refugiados y solicitantes de asilo.
Los republicanos, por su parte, se oponen a estas medidas y estuvieron presionando para que los niveles actuales de financiación gubernamental se mantengan temporalmente para dar más tiempo a las negociaciones.
La clave reside ahora en cuánto durará esta suspensión parcial de operaciones de las agencias federales, que de momento no afecta a los servicios básicos en el país.
Las fuerzas de seguridad, el ejército, los aeropuertos o la seguridad social seguirán funcionando con normalidad, pero preocupa el hecho de que los funcionarios en estas áreas no cobrarán sus sueldos hasta que las dos bancadas resuelvan sus diferencias en el legislativo y aprueben un presupuesto nuevo.
Según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), 750.000 funcionarios federales podrían encontrarse esta vez en situación de desempleo parcial, con una pérdida de ingresos equivalente a 400 millones de dólares.
El último cierre, ocurrido de diciembre de 2018 hasta finales de enero de 2019, durante el primer mandato de Trump, duró 35 días. En ese momento, la CBO estimó que había reducido el Producto Interno Bruto (PIB) en 11.000 millones de dólares.
En ese momento, la decisión de 10 controladores aéreos que pidieron la baja por enfermedad provocó la suspensión temporal de operaciones en el aeropuerto LaGuardia de Nueva York y retrasos en varios otros aeródromos importantes del noreste y sureste del país. Este caos aéreo acabó desempeñando un papel fundamental para que las dos bancadas lograran un acuerdo para poner fin al cierre de Gobierno en enero de 2019.