jueves 13 de noviembre de 2025 - Edición Nº792

Nacionales | 13 nov 2025

El cantautor visitó una escuela rural

León Gieco, como en un nuevo capítulo de De Ushuaia a La Quiaca

León también recibirá un Honoris Causa de la Universidad Nacional de Misiones y grabará “Solo le pido a Dios” con un coro de niños de una comunidad guaraní. El homenaje a Hugo Soriani en la escuela que lucha por la tenencia de la tierra y el arraigo de los jóvenes.


Como un De Ushuaia a La Quiaca en el nuevo siglo, o más bien como una continuidad de su trabajo de toda la vida –que incluye tanto estas escenas como otras en grandes escenarios del mundo, o junto a colegas como Bono, Roger Waters o Bruce Springsteen- León Gieco volvió a llevar su música a una escuela rural, ahora en la localidad de Dos Hermanas, un pueblo que es “frontera seca” con Brasil: literalmente calle de por medio.

 

Allí el Instituto de Enseñanza Agropecuaria IES 17 festejó los diez años de una existencia que marcó a la zona formando una primera generación de secundarios, apostando al arraigo de los jóvenes en el lugar, y también en una lucha por la tenencia de la tierra que en los últimos años le valió a los docentes fundadores de la escuela un atentado en el que quemaron el auto de la pareja frente a su casa.

 

La celebración incluyó un homenaje implícito a Hugo Soriani, el director general de este diario, fallecido en abril pasado. En el museo que armaron los chicos y chicas en lo que fue la primera estructura de la escuela –un pequeño y rudimentario espacio que eligieron no tirar abajo cuando consiguieron el nuevo edificio justamente, para no olvidar de dónde vienen, y que cuenta la historia de la escuela- hay una pared “en homenaje a Hugo Soriani”, según se lee en un papel afiche con esmerada caligrafía. Allí se recopilan todas las notas que Página/12 hizo sobre esta escuela. “Cada nota ayudó a visibilizar lo que pasa acá y fue muy importante para que podamos avanzar en momentos concretos, porque conseguir cada cosa es una lucha, y cuidarla y sostenerla, también”, dice Nuria Lantos, actual coordinadora pedagógica y una de las que levantó la escuela junto a su pareja, Fabián Martínez, profesor de historia.

 

León, que conoció a Nuria y a la escuela a través de Soriani, se emocionó al recorrer este espacio y recordar a su amigo. Su viaje a Misiones tendrá dos paradas más: una en Santa Ana, para grabar su himno “Solo le pido a Dios” con el coro de niños de una comunidad guaraní, ahora en esta lengua. La otra en Posadas, para recibir de la Universidad Nacional de Misiones un Doctorado Honoris Causa –el tercero en lo que va del año- en reconocimiento a su trayectoria y su compromiso social.

 

Una kermesse de emociones

Hasta la pequeña localidad de Dos Hermanas llegó León bajo el sol intenso de la tarde misionera, después de tres horas de camino zigzagueante desde Iguazú, en medio del verde exuberante y el colorado de la tierra que lo impregna todo. Los chicos y los grandes lo esperaban con un enjambre de celulares en alto, lo abrazaron y le pidieron fotos, León firmó hasta camisetas, de Messi y de Dybala.

La ansiedad por la visita que había movilizado a localidades vecinas se fue transformando con el paso de las horas en una postal que parecía sacada de otro tiempo: una kermesse de pueblo, con el escenario dispuesto en el patio, a la que llega el invitado principal pero comparte con los artistas locales, se suma a la fiesta como uno más.

Dio paso a una escena altamente emotiva en la que, quien más quien menos, todos terminaron lagrimeando. Cuando León cantó como en fogón versiones de “La cultura es la sonrisa”, “En el país de la libertad” o “El ángel de la bicicleta” –luciendo una remera que tenía dibujado el rostro de Pocho Leprati–, entre muchas. O cuando los chicos de la escuela se sumaron en coro con “Cinco siglos igual”, y después con la versión de “Solo le pido a Dios” en portuñol, otro rasgo identitario de la zona. O cuando el profesor de música de la escuela, Nicolás Dos Santos, hizo con León y con su grupo “Los Parceros del Fandango”, acordeón en mano, una versión de “Carito”, y llamó a su papá Miguel, también músico y fanático de León, a contar sus anécdotas sobre el modo en que lo marcó su música en los años 80.

 

 

Fiesta grande

“Es que a León lo escucho desde la panza de mi mamá”, dice una de las chicas del colectivo cultural Los Aromos, que vinieron a dar talleres como parte de la jornada que arrancó temprano, también a pintar un mural que entrelazó el pañuelo blanco de las madres con el colorido de un animal representativo de la zona, un tucán, en la pared de un aula. Así explica las lágrimas que dice que le salen porque “yo nunca pensé que él podía venir acá”. “Va más allá de sus canciones, él es un referente para nosotros, un tipo que siempre estuvo donde había que estar”, completa su compañera.

El público se acomoda primero bajo la sombra, después va ocupando todo el patio, la fiesta parece transcurrir de forma espontánea, pero se adivina mucho trabajo detrás de cada detalle. Llegaron los chicos y docentes de la vecina escuela primaria N° 866, de escuelas rurales de la zona: Adriana Haecks, por ejemplo, le da clases a los chicos de varios grados juntos en la escuela rural N° 932 del Paraje Santa Cruz del Monte en San Pedro, en el mismo departamento. Así son las cosas en estas escuelas que son mucho más que escuelas para sus comunidades.

Los chicos que ofician de conductores del evento hablan de “educación pública, comunitaria y solidaria”. Sus remeras destacan que son “Diez años sembrando conocimientos, cultivando talentos y cosechando conquistas”. “Bienvenidos a la IV Expo Artística 2025 ‘La cultura es la sonrisa’”, dice el telón de fondo del escenario, con letras doradas recortadas.

Llegan los títeres de Kossa Nostra –un colectivo cultural cooperativo que lleva adelante en Puerto Iguazú “La cabaña de los muñecos”, y que viene de una gira por Colobia- y sorprenden con sus personajes: algunos muy realistas como el paisano Hilario Gómez, a los gritos celular en mano, y otros directamente reales como el “Mensú” Ramón Ayala o Charly García, que terminó pateando su pianito. Los manejan con habilidad y gracia Marcelo Reynoso y Rita Kozlowski. León lo disfruta a carcajadas junto a su histórico manager Gustavo Taranto y Camacho Caglieri, que se hace cargo del sonido, mientras los pedidos de fotos y abrazos continúan.

 

 

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