Lo que debía ser un simple asado de camaradería terminó en un hecho repudiable:
Un efectivo policial agredió brutalmente a golpes de puños a un compañero, causándole una fractura de mandíbula. El violento episodio ocurrió durante una reunión interna de festejos y generó profunda preocupación dentro de la fuerza.
Desde nuestro espacio repudiamos enérgicamente cualquier acto de violencia, más aún cuando involucra a quienes deben garantizar la seguridad y el respeto.
No hay excusas. No puede naturalizarse. La violencia, venga de quien venga, debe ser condenada y sancionada.