Por: Botineros

Este último fin de semana estuvo marcado por el inicio de los 16° de Final de la Región Centro del Torneo Regional Federal Amateur y la participación de los seis equipos catamarqueños que continúan con vida en la cuarta categoría de la Asociación del Fútbol Argentino.

 

Luego de que varios encuentros de la fase inicial estuvieran manchados por pésimos y tendenciosos arbitrajes, uno de los principales focos de atención de los seguidores e hinchas estaba puesto sobre el rendimiento de las ternas arbitrales designadas, más aún teniendo en cuenta lo relevante de la instancia y cómo un mal fallo o un error al momento de la sanción puede dejarte afuera del duro camino que hay que transitar en el certamen afista para conseguir el tan anhelado ascenso por todo el fútbol catamarqueño.

 

Los cruces entre capitalinos y elencos del interior se disputaron con mucha intensidad y sin mayor protagonismo por parte de los «hombres vestidos de negro». En cambio, donde sí sucedieron «cosas extrañas» fue en la llave entre chacareros y riojanos.

 

En Belén, Racing de las 250 y San Lorenzo de Alem empataron en cero, con el arbitraje del riojano Mauricio Díaz, y lamentables incidentes entre hinchas de ambas parcialidades como principal incidencia.

 

Mientras que en el «Bicentenario», Policial y Juventud Unida de Tinogasta terminaron igualados en dos, bajo el referato del chacarero Carlos Díaz, quien como máxima intervención sancionó un penal a favor de la «Juve» y le mostró la tarjeta roja a Nicolás Bustamante, dejando con diez al «Matador».

 

En el «Bosque de Tres Puentes», Villa Dolores no pudo aprovechar la localía ante Riojano Juniors, con un 0-0 final que deja abierta la llave y con la correcta actuación de Maximiliano Silcán Jerez, que estuvo a la altura, cobró lo que tenía que cobrar y expulsó en forma correcta a Lucas Gauna en la visita.

 

¿Y en La Rioja? ¿Qué pasó con San Martín de El Bañado? Para el último dejamos el cruce que levantó mayor polvareda por lo que fue la actuación del «silbato». A la actuación de Pablo Figueroa, árbitro de la Liga Catamarqueña, la podemos calificar de localista, dejando como demostración cabal de lo que fue un arbitraje parcial un clarísimo penal en favor del «Santo» chacarero que decidió no cobrar, cuando el partido estaba empatado en cero y que a la postre terminaría con triunfo 1-0 para Andino.

 

En el fútbol argentino, y principalmente en lo que respecta al ascenso, que está atravesando un momento sensible en materia de arbitrajes, y donde se dejó de creer en los errores humanos para empezar a sospechar que el verdadero partido se está resolviendo en otro lado, nuestro deseo es que lo importante y lo que define quién pasa y quién no sea resuelto dentro de la cancha y por los reales y auténticos protagonistas.