

La primera sorpresa del encuentro la brindó el técnico de Boca, Fernando Gago, que decidió ubicar a cinco defensores en la última línea, algo que no había determinado en ningún partido del campeonato. Además, presentó un solo delantero (Merientiel), y desde el principio tomó una postura especulativa para afrontar el Superclásico.
La iniciativa del juego fue de River, que tenía gente más capacitada para poseer la pelota en el mediocampo. El desarrollo era en el campo de Boca, debido a que el local presionaba en esa porción de la cancha, e insistía en las cercanías del área visitante. Pérez y Castaño recuperaban la pelota rápido, y Mastantuono organizaba todo el circuito ofensivo.
Las primeras aproximaciones fueron por la vía aérea: Pezzella primero y Martínez Quarta después tuvieron opciones, pero el arquero Marchesín reaccionó a tiempo. La búsqueda en ataque de River se concretó a los 24 minutos, cuando Mastantuono ejecutó un tiro libre de manera brillante, y ubicó la pelota en el ángulo izquierdo.
Boca se vio obligado a salir de su terreno al encontrarse en desventaja, y si bien no tenía claridad en sus salidas, empezó a cruzar un poco más la mitad de la cancha. La fórmula era lanzar la pelota desde el fondo, para que Palacios o Merentiel pudieran resolver individualmente, aunque demasiado aislados del resto.
El conjunto local seguía exhibiéndose más incisivo, y Marchesín evitó el segundo gol ante una llegada de Driussi. La tesitura hacía suponer que a Boca le iba a costar demasiado convertir un gol. Sin embargo, Pezzella cometió un error cuando intentó rechazar la pelota con la cabeza, y le dejó el camino libre a Merentiel. El uruguayo encaró hacia el área y definió con un remate cruzado para vencer a Armani.
El final del primer tiempo se acercaba, y el local volvió a ponerse en ventaja por intermedio de Driussi. El delantero cabeceó la pelota luego de un envío de Acuña, el arquero rechazó pero el rebote lo volvió a encontrar al de River para marcar con un remate suave.
Boca contaba con cinco defensores, tres de ellos marcadores centrales, pero River era el que ganaba en el juego aéreo. Marchesín, después de la definición de Driussi, se molestó con sus compañeros por esos desajustes defensivos.
La actitud de Boca se modificó en el segundo tiempo, y se decidió a tener la posesión de la pelota para adueñarse de la iniciativa. Belmonte se mostró más activo, Delgado se adelantó unos metros, y entre Zenón y Palacios construían acciones en ataque. Si bien no lograba rematar al arco, al menos su postura era diferente.
El equipo de Gago se adelantó en el campo, y al mismo tiempo quedó más expuesto en defensa, cuando River utilizaba la velocidad en los contrataques. Mastantuono, por esa vía, tuvo una gran oportunidad para aumentar la ventaja, pero remató desviado cuando Colidio esperaba la pelota sin marca.
El ingreso de Zeballos en Boca le dio mayor presencia en los último metros, y los defensores locales tuvieron que estar más atentos ante la movilidad del juvenil. Precisamente, en una de sus primeras intervenciones, Zeballos apareció solo por la derecha y su remate cruzado pasó muy cerca del palo.