

El fútbol, a veces, puede estar donde menos se lo espera. Es necesario agudizar la vista, ensanchar las sensibilidades y repeler los intentos de quitarlo una y otra vez de la vida política, ahí donde sobrevive como toda cosa de la cultura. Allí estará, en alguna de sus formas.
En una de esas, estará sobre la piel de una activista sueca llamada Greta Thunberg en el momento en el que anuncia que ha sido interceptada y secuestrada por fuerzas israelíes, junto a sus 11 compañeros de la misión humanitaria que navegaba en aguas internacionales rumbo a Gaza.
En una de esas el fútbol, ese deporte que es de los pueblos, estará escondido en una camiseta que ella lleva puesta, la del Bohemian FC, un club irlandés que juega en la máxima categoría de su país, pertenece a sus socios y apoya la causa palestina.
El fútbol había pasado inadvertido en el velero Madleen, que integra la Coalición de la Flotilla de la Libertad (FFC, por sus siglas en inglés), en su octavo día de viaje con el objetivo de transportar ayuda humanitaria y romper el prolongado bloqueo israelí sobre Gaza. Pero allí estaba. Los 12 activistas a bordo habían atravesado la jornada del domingo atentos a la información que llegaba desde Israel, principalmente a la amenaza directa de su ministro de Defensa, quien aseguraba haber instruido al ejército para impedir la llegada de la embarcación a la Franja.
"No seremos intimidados. El mundo está observando", había respondido entonces la portavoz de la Flotilla, Hay Sha Wiya. Entrada la noche en Argentina, sin embargo, las redes oficiales de la misión humanitaria y de los 12 activistas alertaron sobre la interceptación del velero.
“La Coalición de la Flotilla de la Libertad confirma que su barco civil, Madleen, que transportaba ayuda humanitaria a Gaza, fue atacado e interceptado por la fuerza por el ejército israelí a las 3:02 am CET en aguas internacionales a 31.95236° N, 32.38880° E.
El barco fue abordado ilegalmente, su tripulación civil desarmada fue secuestrada y su carga, que incluía fórmula para bebés, alimentos y suministros médicos, fue confiscada“, anunciaron ya este lunes desde la web oficial de la FFC.
En la captura de video que se difundió y pareciera congelar fotográficamente el momento de la interceptación sobre el Madleen -se ve a los activistas sorprendidos y con sus brazos levantados- es difícil distinguir a Greta Thunberg.
Tampoco es fácil identificar a sus compañeros activistas: la alemana Yasemin Acar, el brasileño Thiago Avila, el turco Şuayb Ordu, el español Sergio Toribio, el neerlandés Marco Van Rennes y los franceses Baptiste Andre, Omar Faiad, Rima Hassan, Pascal Maurieras, Yanis Mhamdi y Reva Viard. Sin embargo, en los videos pre-grabados lanzados inmediatamente para alertar sobre sus capturas, se los distingue fácilmente.
En su filmación, a la sueca se la puede ver envuelta en una kufiya, el pañuelo blanco y negro símbolo de la lucha palestina, y, debajo de él, asomándose apenas, la camiseta del Bohemian FC. Quizás un acto sin mayores significados o quizás un guiño de la joven militante a un fútbol que ha ignorado mayoritariamente lo acontecido en Gaza y, al mismo tiempo, un homenaje a un club irlandés que sí ha elegido proclamarse al respecto en múltiples oportunidades y desde diversos lenguajes y plataformas.