

El mal arbitraje de Sebastián Martínez marcó a fuego el partido que Platense le ganó 2 a 1 a San Lorenzo en Vicente López. Fue el primer triunfo "calamar" (y el primero de "Kily" González como técnico) y la primera derrota azulgrana en el torneo. Pero los errores del árbitro estropearon una tarde en la que cinco mil sanlorencistas llenaron la tribuna visitante y se marcharon con las manos vacías.
En ninguno de los tres goles, Martínez tuvo algo que ver. Pero el trámite se le terminó yendo de las manos entre los 17 y los 27 minutos del primer tiempo. Primero amonestó mal a Ignacio Vázquez, el capitán de Platense, que fue embestido por Alexis Cuello, el atacante de San Lorenzo, en una pelota dividida. Y después, volvió a equivocarse con Vázquez, a quien expulsó porque interpretó que le había dado un codazo a Cuello cuando lo que hubo fue un simple braceo. Condicionado, Martínez compensó, que es lo peor que puede hacer un árbitro cuando se equivoca. Y lo expulsó a Cuello por apoyarle el brazo en la cara a Salomón. Los dos equipos se quedaron con diez por los errores de apreciación y evaluación de Martínez al que ni siquiera el VAR le dio una mano: en el segundo tiempo, no vio que Lotti le aplicó otro codazo a Perruzzi y desde la cabina de Ezeiza no lo llamaron para sancionar.
Martínez transmitió su nerviosismo e inseguridad a los jugadores que le discutieron hasta los pocos aciertos que tuvo. Y así salió un partido tenso. Platense arrancó ganando a los 5 minutos de la etapa inicial con un gol de cabeza de Ronaldo Martínez luego de un mal rechazo de Báez y una mala salida del árquero Gill. San Lorenzo empató a los 25 con un cabezazo de Báez, tras un tiro libre de Reali, que se le metió a Cozzani por el primer palo. Y en el descuento, Zapiola cruzó una pelota al área desde la izquierda y Martínez de arremetida y de derecha colocó el 2 a 1.
En el segundo tiempo, Platense se retrasó mas de lo debido para defender la victoria. Armó dos líneas de cuatro y le cedió la pelota a San Lorenzo que empujó sin claridad en procura del empate. Fue tan limitado todo que apenas hubo una situación de peligro, un zurdazo cruzado de Reali que se fue cerca del segundo palo. El Ciclón puso una punta de lanza con dos torres (Vombergar y Herazo) para tratar de conseguir por arriba lo que no le salía por abajo. Y hasta el arquero Gill fue a cabecear un corner sobre el final. Resultó inútil.
Cozzani descolgó todos los centros. El campeón del fútbol argentino fue inconmovible a la hora de preservar su primer triunfo. En una tarde en la que pelota terminó manchada por los errores del árbitro Martínez.