

Un nuevo dinosaurio de cuello largo y gran tamaño ha sido descubierto en la Patagonia argentina, y su nombre no pasó desapercibido: Cienciargentina sanchezi, en honor al sistema científico nacional y a la paleontóloga Teresa Sánchez. Vivió hace más de 91 millones de años y aporta nuevas pistas sobre la evolución de los saurópodos en Sudamérica.
Los restos fósiles fueron hallados en el yacimiento “La Antena”, cerca de Villa El Chocón, en la provincia de Neuquén, una zona ya famosa por su riqueza paleontológica. El estudio fue realizado por los investigadores Leonardo Salgado (UNRN-Conicet) y María Edith Simón, y publicado en la revista Cretaceous Research.
Analizaron restos de tres individuos, siendo uno de ellos el más completo con 39 huesos. Los otros incluyen fragmentos como un íleon y una tibia.
¿Qué tipo de dinosaurio es?
Cienciargentina sanchezi pertenece a la familia de los rebaquisáuridos, un grupo de dinosaurios saurópodos caracterizados por su cuello largo, cola extensa y dieta herbívora. Vivió entre 93 y 91 millones de años atrás, durante el Cretácico Superior.
Este nuevo saurópodo se distingue por varias características únicas:
• Falta de epípofisis cervicales (proyecciones óseas en las vértebras del cuello)
• Vértébras dorsales con láminas accesorias
• Vértébras caudales con una forma particular que favorecía la movilidad
El nombre del género, Cienciargentina, homenajea explícitamente al sistema de ciencia y tecnología del país. El epíteto sanchezi honra a Teresa Sánchez, investigadora del Conicet, educadora en la Universidad Nacional de Córdoba y pionera en el estudio de fósiles. Sánchez falleció en 2011, y fue además codirectora de la tesis de Simón.
“Sin ciencia y tecnología no hay futuro para la Argentina”, explicó Salgado al justificar el nombre.
Último representante de su linaje
Cienciargentina sanchezi fue uno de los últimos diplodocoideos (saurópodos de vértebras largas y cuello flexible) antes de ser reemplazados por los titanosaurios en un cambio faunístico importante del Cretácico Tardío. Esto refuerza la idea de que la Patagonia actuó como refugio para estos gigantes antes de su extinción.